Imagino, mientras escribo esta nueva entrada en escenario2 que tendrás en tu hogar o en el hogar de algún familiar, un lugar donde van a parar “cosas viejas” que ya no utilizas. Desde vestimenta hasta artículos que otrora veías con frecuencia, pero la vida te ha llevado a archivarlos. Quedarán por allí, impecables gamulanes, walkman o discman, un atari o similar, una radio cantora, algún juguete que nos lleve rápidamente a nuestras edades tempranas, en fin, una posible lista interminable. Si tuviera que arriesgar algún tipo de patrón común de todas esas cosas en desuso, sería que existe una probabilidad elevada de que la mayoría aún funcionen y aún mantengan sus características originales. ¿Cómo puede ser? Imagino también, que te habrá pasado en este último tiempo enfrentarte a tener que reponer o renovar con mayor frecuencia determinados bienes o electrodomésticos, porque “sale más barato comprar que arreglar”, o incrementar la rotación del armario porque “la ropa no dura”.
Esta nota es exclusiva para suscriptores.
Accedé ahora y sin límites a toda la información.
¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí
Inicio de sesión
¿Todavía no tenés cuenta? Registrate ahora.
Para continuar con tu compra,
es necesario loguearse.
o iniciá sesión con tu cuenta de:
Disfrutá El Observador. Accedé a noticias desde cualquier dispositivo y recibí titulares por e-mail según los intereses que elijas.
Crear Cuenta
¿Ya tenés una cuenta? Iniciá sesión.
Gracias por registrarte.
Nombre
Contenido exclusivo de
Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.
Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá