San Mamés, abarrotado por más de 50.000 aficionados que han explotado de alegría tras el gol de Alex Berenguer en la tanda de penaltis, se ha convertido en el epicentro del seismo rojiblanco que agita Bilbao y toda Bizkaia tras la conquista por el Athletic Club de la Copa del Rey en Sevilla.
Una fiesta que se ha desatado al mismo tiempo que en la gran mayoría de los pueblos vizcaínos que han vivido a pie de calle el desarrollo de la final pegados a de cientos de pantallas gigantes. Una noche cargada de emociones en la que ha habido de todo.
Desilusión con el 0-1 al descanso, esperanza tras el gol de Oihan Sancet, incertidumbre en la prórroga y nervios, muchos nervios, en la tanda de penaltis en la que Julen Agirrezabala y Berenguer se han vestido de héroes para el Athletic.
Cada acción era celebrada en 'La Catedral' con la misma intensidad que las decenas de miles de seguidores 'zurigorris' que han tenido el privilegio de vivir en directo el partido en La Cartuja y los otros tantos que lo han hecho fuera del estadio en un día histórico e inolvidable.
Gritos, abrazos y lágrimas que han tenido continuidad en el estadio cuando el capitán Iker Muniain ha levantado el trofeo tomando el esperado relevo de Daniel Ruiz Bazán, el último león que alzó la Copa el ya lejano 5 de mayo de 1984.
Una fiesta y una marea rojiblanca que a partir de entonces inundó calles y plazas de la capital vizcaína y de sus pueblos avanzando una noche que se prevé larga. EFE
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