El Sindicato Único Nacional de la Construcción y Anexos (Sunca), emitió un comunicado en el que manifestó su rechazo ante la "decisión del directorio de ANCAP de privatizar el Cemento Portland asociándose con un privado". En un comunicado el sindicato afirmó "el más enfático rechazo a la privatización del recurso cementero, que es patrimonio del conjunto de los uruguayos" y que seguirá "teniendo demanda" en la "industria de la construcción".
A su vez el sindicato afirmó que los recursos de las empresas públicas, que funcionan "como locomotoras del desarrollo nacional en los encadenamientos productivos que genera así como por los recursos que vuelca a Renta Generales", ahora pasarán a "manos de los privados".
Por otro lado, el Sunca afirmó que en esas plantas cementeras hay 250 trabajadores y esos trabajos se ven en riesgo con esta asociación. "Nos coloca en una situación de alerta y en compromiso de defensa de todos los puestos de trabajo".
El presidente de Ancap, Alejandro Stipanicic, se refirió este miércoles a la decisión de incorporar un socio privado al negocio del pórtland y la cal. Ese paso fue resuelto por la mayoría del Directorio, y con el voto en contra del Frente Amplio.
Stipanicic dijo que el negocio “tiene un presente desafiante” y que para “rescatarlo” se hizo un diagnóstico y se estudiaron “posibilidades realistas”.
El funcionario señaló que las pérdidas de Ancap “las paga la sociedad”, y además resaltó que hoy el sobrecosto que paga la industria de la construcción solo por cemento supera los US$ 40 millones por año.
“La decisión de Ancap no fue resuelta entre cuatro paredes: hace más de un año, en julio de 2020 y cumpliendo un compromiso que personalmente adopté con el sindicato, presentamos los seis escenarios económicos posibles para seguir con el negocio del cemento: todos daban pérdida”, escribió en su cuenta de Twitter.
“Se habla de modelos financieros que hacen el negocio sustentable a 30 años: no los hay. Solo se presentó una idea de plan de viviendas e infraestructura tan deseable y compartible como utópico e infinanciable. Además, un shock no crea una demanda sostenida”, añadió.
Por otro lado, dijo que “la negativa a terminar las inversiones planificadas es consecuencia de decisiones del pasado. Hoy hay un horno sin instalar, una planta obsoleta y con problemas mecánicos y otra que, a pesar de fuertes aportes de dinero, usa una tecnología que no es moderna ni eficiente”, añadió.
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